La izquierda socialista/marxista en general, latinoamericana en particular y criolla en específico, es fuertemente emocional. No es realista ni lógica. Es simplemente emocional e irremediablemente utópica. Basta con analizar la siguiente frase que han usado durante este mes de octubre del 2022:
"XV años después nuestros corazones siguen diciendo NO al TLC"
La historia ha juzgado y juzga a la izquierda socialista/marxista no solo por sus evidentes y costosos fracasos a lo largo de los últimos 170 años, sino también por la incuestionable e hipócrita actitud de apropiarse de la bandera de ser la salvación de los pobres y desdichados del planeta. Y por haber sido históricamente incapaz, desde su germinación allá en la década de los 40s del siglo XIX por un par de burgueses prusianos, de crear un sistema político y económico que sea alternativa real y efectiva a la democracia liberal y al capitalismo.
Mientras que la democracia liberal (o las derivaciones como la socialdemocracia y el socialcristianismo), y en especial su odiado capitalismo, han logrado sacar más de 1500 millones de seres humanos de la pobreza en los últimos 150 años, la izquierda socialista/marxista vive religiosamente embelesada esperando el “salto social y político” hacia el edén comunista profetizado por sus mesías y, a medida que esa infructuosa espera se alarga, empobrece a los pueblos en su nombre (no a la previlegiada nomenclatura que genera), alimenta el resentimiento social y fomenta las "guerras" fratricidas de clases.
La utopía, el empecinamiento en desconocer la realidad de sus fracasos y su inagotable capacidad para estancarse en sus justificaciones sentimentaloides e ideológicas, son lastres que la han arrinconado en la esquina equivocada de la historia.
Claro... la arrinconada es la masa que genera la izquierda socialista/marxista... no aquellos grupúsculos que usufructúan y viven de ella.
¡Nunca en su historia, la humanidad ha atestiguado semejante inversión de "inconciencia social"!
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