RODRIGO CHAVES Y SUS PRIMEROS 6 MESES DE GOBIERNO

Los períodos de crisis políticas, sociales, económicas y fiscales en Costa Rica, en los últimos 100 años, han sido cíclicos. Desde 1917 hasta el 2022 han habido 3 crisis historicamente muy relevantes (1917-19, 1948 y 1980-82) separadas entre sí por 31 y 34 años respectivamente.

Entre 1914 y 1919 Costa Rica enfrentó una crisis económica interna cuyas consecuencias fueron los problemas fiscales - principalmente por la reducción en los niveles de comercialización con tres países que estaban en guerra como lo eran Alemania, Inglaterra y Estados Unidos – a lo que se sumaba la inflación, la pérdida del poder adquisitivo de la moneda, la deuda nacional y al surgimiento de problemas sociales producto del deterioro socioeconómico de la población. El ambiente político, económico y fiscal fue el terreno fértil para que los hermanos Tinoco tomaran el poder en 1917 vía golpe de Estado. La dictadura duró hasta 1919 cuando Federico Tinoco abandonó el país, dejándolo sumido en la primera crisis del siglo XX. El 7 de diciembre de 1919 se realizaron las elecciones presidenciales que dieron como ganador a don Julio Acosta con quien se re-inicia, por decirlo de alguna forma, el lento pero inexorable declive de la República Liberal que desemboca en 1940 con la elección del Dr. Rafael Angel Calderón Guardia.

La de 1980-82 fue, además de una crisis económica devastadora para el país (crisis de deuda), lo fue también de naturaleza política, monetaria y fiscal. A don Rodrigo Carazo, simple y llanamente, la Asamblea Legislativa, dominada por el PLN y el Partido Unidad que respondían a intereses partidistas, comerciales, financieros y empresariales diáfanamente definidos, prácticamente NO lo dejaron gobernar y tuvo que recurrir, reiteradamente, a la promulgación de decretos presidenciales, principalmente a partir de 1980 cuando era evidente el nulo apoyo que tenía en el Poder Legislativo. La crisis de la deuda nacional, que en principio se creyó pasajera, se agudizó y se volvió inmanejable. Al final todo fue inútil pues en 1980 - agregado el carácter intransigente del presidente - reventó con toda su fuerza la peor crisis que ha vivido el país desde la fundación de la II República. Con la elección de don Luis Alberto Monge se inicia la recuperación y, también, la reorientación de Costa Rica hacia un Estado afín a las políticas del Consenso de Washington y, también, se aprobó y aplicó el primer Plan de Ajuste Estructural (PAE) del Fondo Monetario Internacional.

La crisis de 1948 que se saldó con una revolución, con la promulgación de una nueva Constitución Política que aún está vigente y con la fundación de la II República, no la voy a comentar pues es esencialmente una crisis de naturaleza política ya bastante conocida por todos nosotros.

Esta administración 2022 - 2026 recibe el país en una situación política, económica, fiscal y social - y golpeado por una aguda polarización ciudadana - muy deteriorada y que lo expone peligrosamente al inminente estallido de una crisis política, social, fiscal y económica de proporciones catastróficas. Esta crisis actual tiene sus raíces a partir del 2009-2010, las cuales se agudizaron durante las administraciones que cubren el período 2010 hasta 2022, pero particularmente durante las administraciones 2014 – 2018 y 2018 – 2022; y durante esta última se potenciaron los ya serios problemas que acarreaba el país por la época pandémica que ha vivido el mundo desde finales del 2019, y que nos golpeó con fuerza a partir de Marzo del 2020.

Posiblemente las consecuencias - hoy exacerbadas por las circunstancias históricas que afectan severamente al planeta - de una crisis en estos momentos serán más profundas que aquellas de 1980-82. Y, así mismo, con una Asamblea Legislativa mayoritariamente en contra de la actual administración, la situación que se percibe en nada ayuda a que las partes se pongan de acuerdo. El partido de gobierno cuenta, de todos modos y para su poca fortuna, con una fracción minoritaria de solo 10 diputados y que, por lo visto hasta este momento, ha sido incapaz de contrarrestar a aquellos que responden más a intereses partidistas, empresariales, gremiales e ideológicos claramente definidos, que a la imperiosa necesidad de enfrentar y solucionar los urgentes problemas que acosan al país. No ha habido forma de poder crear un puente de diálogo honesto, patriótico y franco entre aquello que pretende el poder ejecutivo y lo que defienden los otros poderes de la República, particularmente el Poder Legislativo. La confrontación con el Poder Judicial y ahora con el Poder Legislativo son claros síntomas de esta falencia.

Don Rodrigo Chaves ganó las elecciones presidenciales de este 2022, y las ganó bien. Además, y después de casi 7 meses en el poder, cuenta con un fuerte apoyo popular que, si logra encauzar de forma correcta, puede darle resultados muy positivos. Personalmente, no espero ni creo que logre realizar todo lo que prometió en campaña – eso es una utopía – pero si creo que, si logra amalgamar el engranaje y las piezas claves de su administración, si abre y controla inteligentemente los canales de comunicación con el Poder Legislativo y con las otras instituciones del Estado, puede que sí logre iniciar una reforma tanto política como económica y fiscal que beneficie a Costa Rica. Por el momento ha dado destellos de sus intenciones, pero también ha dado muestras de no tener clara la forma como solidificar lo logrado. Los errores y descoordinaciones han sido patentes. Para nadie es un secreto que los intereses partidistas, empresariales, gremiales e ideológicos que lo oponen son, definitivamente, muy poderosos. Los dos resellos sufridos son prueba de ello. Pero es igualmente poderoso el clamor de un pueblo que está urgido de un golpe certero de timón. Lo ideal es poder balancear ambos.

Si don Rodrigo Chaves no logra balancear su administración y si no logra que otros grupos de poder – especialmente político/empresariales - lo apoyen, entonces nos veremos enfrentados en un futuro casi que inmediato a un escenario muy oscuro. Todos los ingredientes para una tormenta perfecta están en el ambiente nacional.

¡Y los paralelismos con las otras crisis sufridas por Costa Rica durante el siglo XX - principalmente las de 1917-19 y 1980-82 - son, definitivamente, escalofriantes!

Se ha dicho que en política el saber negociar es un arte. La política, decían pensadores y políticos desde Aristóteles y Maquiavelo hasta Winston Churchill, es el arte de lo posible. La llave está en NO quedarse solo con las frases ni solo con las intenciones, y mucho menos en la insolencia y la soberbia. Hay que ACTUAR y ser consecuente con las necesidades del país. Y don Rodrigo Chaves, como presidente de TODOS los costarricenses y con todos los atributos para hacerlo, es el llamado a dar ese importantísimo paso.

El tiempo - que no lo tenemos - nos dirá, irremediablemente, si don Rodrigo Chaves lo hará. Por el bien de Costa Rica, yo espero que sí… y entre más pronto lo haga, mejor.

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