LA IMPORTANCIA DE LOS IMPUESTOS

I

He escuchado y leído a lo largo de los años, que los conceptos más importantes son la vida, la libertad, la dignidad y la propiedad privada. Y concuerdo totalmente.

No hay duda de que estos 4 conceptos son muy importantes, pero ¿Cómo los garantizamos? ¿Cómo garantizamos que los mismos sean respetados y jurídicamente plasmados, protegidos y defendidos? ¿Cómo hacemos, como sociedad, para que los mismos perduren en el tiempo y se enriquezcan sus consecuencias? ¿Cómo hacemos para que los 4 puedan ser elementos esenciales en una sociedad funcional?
"El ser humano es un ser social por naturaleza... el que no puede vivir en sociedad o no necesita nada por su propia suficiencia, no es miembro de la sociedad sino una bestia o un dios."
Aristóteles.
Pues bien. Ya que vivimos en sociedad por nuestra propia naturaleza, y hasta por nuestra DECISION, entonces necesitamos que ésta se organice (nace el concepto de Estado) para proteger y potenciar los 4 conceptos mencionados (vida, libertad, propiedad privada y dignidad) y, con ello, también nace una de las grandes conquistas humanas: el derecho. Pero, para lograrlo, hay que pagar un costo por ese Estado y sus instituciones. Y para que la sociedad pague ese costo, sus miembros deben de ponerse de acuerdo y cooperar ya sea voluntariamente o por vía de imposición legal. Y es así como nace el concepto de "impuestos". Ergo, el Estado, el derecho y los impuestos, así como el valor y protección de los 4 conceptos básicos, son elementos originarios y complementarios. Es así, en la forma más sencilla que me es posible, explicar como nacen el Estado, el derecho, los impuestos, las libertades y los derechos humanos, aunque es importante mencionar que la humanidad duró casi 12 mil años - desde la revolución agrícola hasta mitad del siglo XX - para hacerlos universales a pesar de que no pocas veces hayan sido mancillados hasta la tragedia.
¿Cómo conceptualizar la propiedad privada si no hubiese un código o una base jurídica, aceptado por todos los miembros de una sociedad, que la justifique y proteja? ¿Como respetar la vida si no hubiese un código o estructura jurídica que la valore y proteja? ¿Cómo definir la libertad sino tenemos una base jurídica y política que nos permita conceptualizarla, protegerla y defenderla?

II
Una cosa es la importancia de los impuestos que financian la existencia y permanencia de un Estado eficaz, eficiente y justo; y otra cosa muy diferente es el ABUSO que una sociedad haga de los mismos para ya no proteger esos derechos y conceptos que nos pertenecen a todos sus miembros, sino para salvaguardar los intereses de grupos de poder político, religioso, gremial, económico y empresarial. Esto último es desvirtuar la razón y naturaleza de los impuestos. Y esto último nos lleva a las desigualdades, las injusticias, la corrupción y a la violencia social.
Todo lo anterior para aclarar que los impuestos correctamente pensados, ejecutados y usados son esenciales para la existencia misma del individuo y la colectividad. No ha habido ningún liberal clásico o de la escuela austriaca o de los Chicago Boys de Friedman et al que se haya atrevido a decir ni que los impuestos no deben de existir, ni que el Estado no debe existir ni que no deban de haber reglas, límites y regulaciones a lo que el individuo pueda hacer o no hacer dentro de una sociedad. Sí han dicho, unos de una forma y otros de otra, que los impuestos deben de ser racionales y proporcionales a las necesidades de un Estado para que el mismo sea funcionalmente eficiente y eficaz en aquellas áreas que le es obligatorio, natural y propio actuar.

III
Lo que países como el nuestro y otros similares hemos hecho es desvirtuar esa naturaleza tanto del Estado como de su sustento: los impuestos. Y es acá de donde nace la degradación de los valores originales que dan razón a la universalidad de los mismos: la vida, la libertad, la propiedad privada y la DIGNIDAD. Y esto no es solo de hoy, pues ha sido así desde que iniciamos como especie el recorrido civilizatorio ya hace unos 12 mil años.
Nuestra Costa Rica está saturada de impuestos, sean directos o indirectos. Y nuestro Estado está también en un abismo funcional cuyos despropósitos han generado lo primero y, además, lo han convertido en un círculo vicioso, obstruccionista, un fin en si mismo y en un cáncer metástico de corrupción y abuso. No sin razón hay tanta evasión, elusión e informalidad. Y por supuesto, tanta indignación y hartazgo de pagar y NO recibir lo que merecemos a cambio. Y también, ello ha generado la proliferación de ácratas que creen que destruyendo el Estado y eliminando "el robo" que son los impuestos, acabarían con el problema, obviando la naturaleza social de nuestra especie. Hasta ellos son capaces de concebir "quimeras" ideológicas.
Ciertamente el dicho aquel de que "lo único seguro en esta vida son los impuestos y la muerte" seguirá aplicando por eones, pero no es menos cierto que hay momentos en la historia de los Estados - y el nuestro NO es la exepción - cuando "todo el naipe" hay que volverlo a barajar y, en nuestro caso, repartir de nuevo y con nuevas reglas que generen justicia, confianza y compromiso para y de todos los segmentos de nuestra sociedad.




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