DIALOGO FALLIDO

1- Al sentarme a escribir este artículo sentía una honda preocupación por lo que está sucediendo en nuestro país. Y la sigo sintiendo pero, al mismo tiempo, tengo fe en nuestra resiliencia y en nuestra capacidad como pueblo para enfrentar y resolver situaciones críticas como las que hoy vivimos.

Claro... esta tormenta perfecta es, sin lugar a dudas, la peor que ha vivido nuestra Patria a lo largo de su vida republicana, a excepción de la Campaña Nacional y la epidemia del cólera, ambas en el siglo XIX, y la Revolución de 1948. De todas nos recuperamos y de todas nos fortalecimos como país y como nación.
2- No obstante, debo de confesar que siento decepción y un gran pesar por el cómo sectores empresariales y gremiales, enmascarados en sus vanidades y en sus intereses sectoriales, han dado al traste con el llamado al diálogo propuesto por los presidentes tanto del Poder Ejecutivo como del Legislativo, el cual habría de comenzar este próximo sábado.
3- Probablemente muchos NO estábamos de acuerdo con la forma que fue propuesta y estructurada esa mesa de diálogo, pues considerábamos que amplios sectores no habían sido convocados. Es más, seamos realistas y no hipócritas: nunca TODOS vamos a estar de acuerdo por la forma, sea cual sea, que se estructure esa mesa de diálogo. Esto es cierto, pero también es cierto que hay, por lo menos y en estos momentos críticos de la historia del país, oportunidad y disposición de dialogar - que no hubo a lo largo de la anterior y en lo que llevamos de la actual administración - que no podemos ni debemos desaprovechar.
Ya esta mesa feneció, no hay duda, pero tanto el ejecutivo como el legislativo - por más que desconfiemos de ellos - han manifestado que prepararán una propuesta para una nueva mesa de diálogo, o sea, que no van a desistir así que… no desistamos nosotros tampoco, pero también seamos cautos y determinados.
4- Muchos, en infinidad de veces, hemos dicho que es el diálogo franco y honesto la forma en que podremos llegar a soluciones que nos ayuden a evitar caer en el abismo que yace frente a nosotros. Hemos dicho que, lo prioritario, es anteponer los intereses de la Patria a las excusas, a las culpas y a los intereses personales, sectoriales y partidistas. Esto si queremos salvar nuestra democracia y modernizar nuestro Estado Social de Derecho. No podemos darnos el lujo de desechar la esperanza, ni tampoco la necesidad de definir cuál es el Estado que queremos y que podemos financiar sin atropellar a punta de impuestos a los ciudadanos.
5- Y recordemos que la democracia es, ante todo, diálogo para ponernos de acuerdo entre las partes en lo que queremos, como lo queremos y para que lo queremos. No es quemando puentes como alcanzaremos el otro lado del río, así que no le demos gusto a grupúsculos ni a liderazgos fraccionados y en manos de “eternizados” ayatolas con oscuros y peligrosísimos intereses y motivos. Estos no buscan diálogo; buscan un caldo de cultivo en el cual crezcan y florezcan sus tentáculos.
6- La propuesta original de esta administración para acceder a un préstamos con el FMI, que es el detonante del acumulado que nos trajo hasta esta encrucijada que vive el país, era completamente inviable. Necesitamos, primero, un plan que nos lleve a la reactivación económica, a la reducción draconiana del gasto público, a la posible estabilidad y solidez fiscal, a la re-estructuración del Estado, a controlar la deuda soberana y a evitar la violencia, el caos y la anarquía en la que eventualmente puede caer Costa Rica. Una propuesta realista que diáfanamente indique para qué queremos ese préstamo - y como lo utilizaremos - debe de ser engendrada y parida en ese diálogo nacional. Un préstamo, que en todo caso y es por todos sabido, es insuficiente para sacarnos del atolladero pero que es clave para despegar el plan sobre el que resurgiremos de esta tormenta perfecta que se nos vino encima.
7- Se necesita más, mucho más que ese préstamo; y ese mucho más es NUESTRA responsabilidad el hacerlo, no del FMI. Tenemos como lograrlo y solo lo haremos si DIALOGANDO nos ponemos de acuerdo.
Pero, a como están las cosas hoy, aparentemente NO tenemos ni la voluntad ni la actitud para ello y, para peor de males, tampoco tenemos TIEMPO. Si permitimos que este último escenario triunfe, entonces estaremos creando la oportunidad ideal para que populistas y autoritarios - de cualquier extremo - se apoderen del poder y del país. Y esto, al menos yo y sé que muchísimos de ustedes, NO LO QUEREMOS. Por lo tanto debemos de afrontar estos aciagos tiempos con patriotismo, responsabilidad, inteligencia, valentía y mucho pragmatismo si queremos evitarlo.
8- Por todo lo anterior es que hago un llamado a la sensatez, a respirar hondo, a controlar nuestra ira, a deponer nuestras diferencias para que, así, nos aboquemos a buscar puntos concordantes, espacios, ideas, propuestas y soluciones que ayuden a nuestra AMADA Patria a superar estos oscuros momentos que está viviendo.
Los segmentos más necesitados de nuestra sociedad, hoy en paupérrima situación y azotados por la pobreza, el hambre y el desempleo, merecen nuestra solidaridad, nuestro sacrificio – que lo habrá indudablemente - y nuestro mejor esfuerzo. Y las actuales y futuras generaciones de costarricenses merecen nuestra responsabilidad de estar a la altura de estas exigencias históricas - difíciles sin lugar a dudas - y resolverlas; no pasarles la onerosa factura de nuestro fracaso.
Coraje hay, inteligencia hay, historia tenemos. Y tenemos los recursos tanto humanos como materiales para lograrlo. Lo he dicho en anteriores oportunidades: es mucho más lo que nos une que aquello que nos divide. Y esta gente YA nos dividió demasiado y YA ES HORA DE RECUPERAR NUESTRA UNIDAD COMO NACION. En estos momentos aciagos debemos de recurrir a nuestra identidad, a nuestra idiosincrasia, a nuestro ADN histórico y a nuestras fortalezas como pueblo, que la tenemos sin lugar a ninguna duda.
¡Demostremos que podemos hacerlo! ¡No permitamos que nos llamen "Estado fallido" porque no supimos hacer lo que teniamos que hacer en el momento que había que hacerlo! ¡Démosle una oportunidad al diálogo pues Costa Rica... lo merece!

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