NO SE PUEDE SER NEUTRAL

Se dice que cuando se tiene una opinión neutral ante un conflicto o una crisis, se es parte del mismo. Pero, la verdad que es bastante complicado tener una opinión sobre lo que acontece en estos días en el Cercano Oriente, y aún más complicado tener una opinión neutral.

He apoyado a Israel a lo largo de mi vida y lo seguiré haciendo pero, sobre todo, he sido un acérrimo defensor del hecho de que ambas partes deben de negociar, ponerse de acuerdo y alcanzar la paz. En esta región del mundo, la paz ha sido y es un hecho muy difícil de lograr debido a las posiciones generalmente recalcitrantes de los involucrados en el proceso. No obstante, la normalización de las relaciones entre Egipto e Israel negociada entre Anwar el-Sadat (primer presidente árabe en visitar Israel desde la fundación del Estado Israelí en 1948) y Menahem Beguin a finales de la década de los 70s del siglo pasado - y que les valió a ambos el Premio Nobel de la Paz de 1978 - abrieron esperanzas en muchos de mi generación de que esa paz era y es posible.

Posteriormente, los acuerdos de Oslo de 1993 y las negociaciones y acuerdos alcanzados por Yasser Arafat, Yitzhak Rabin y Shimon Peres (que también les valió a los 3 el Premio Nobel de la Paz de 1994), así como las negociaciones y acuerdo de paz entre el rey Hussein I de Jordania y Yitzhak Rabin de Israel en 1994, cimentaron esas esperanzas que muchos de nosotros teníamos de que la paz entre el Estado de Israel y el mundo árabe era posible. Inclusive, la política de “Tierras por Paz” que aplicó Israel al desalojar sus posiciones (colonos y ejército) de la Franja de Gaza, fue un intento en ese sentido que, desafortunadamente no logró su cometido precisamente por la intransigencia de grupos extremistas palestinos, especialmente Hamas.

No obstante, sí es de reconocer que desde ese entonces, en la Franja de Gaza NO hay ninguna presencia israelí y, por el contrario, Hamas es el actor dominante en esa zona. Y es muy importante acotar que la Franja de Gaza NO es la totalidad de Palestina y Hamas NO es reconocido absolutamente por ningún país como interlocutor político autorizado. El autor político reconocidopor más de 50 países es Al Fatah de Mahumud Abbas.
Palestina, o lo que queda de ella con respecto a la partición original de 1948, es Cisjordania y la Franja de Gaza. Ambas regiones están separadas por aproximadamente 115 kilómetros.

II

Lo acontecido recientemente con el ataque de Hamas - cuyo poder político y militar se afinca en la Franja de Gaza desde comienzos de este siglo XXI - a Israel, así como los varios conflictos que se han dado desde el año 2000 hasta este Octubre del 2023, hacen pensar que esa anhelada paz está, aún, muy lejos. Hay elementos recalcitrantes en ambos bandos. Por un lado, un grupo guerrillero - tildado de terrorista y de radicales y extremistas musulmanes sunitas - Hamas que tiene secuestrada la franja de Gaza y respaldado en las sombras por un enemigo jurado de Israel como lo es Irán; no ha dejado de hostigar al Estado israelita al que ha jurado - constitucionalmente al igual que Hezbolah - destruir, llegando a la magnitud de gravedad de los acontecimientos que estamos atestiguando, incluyendo en ello la reacción de Israel. Y por el otro, un grupo nacionalista y religiosamente fanatizado cuyo líder Benjamin Nethanyahu, que cuenta con un apoyo cada vez más escueto del pueblo israelí y que ha irrespetado sistemáticamente - al igual que Hamas - los acuerdos de Oslo.

En otras palabras: en ambos lados de la ecuación se tienen variables políticas, religiosas y militares peligrosamente explosivas, alimentadas además por profundos odios y desconfianza mutuas.

III

En la zona del conflicto la realidad o la verdad de lo que acontece es cada vez más difusa. Es increíblemente difícil establecer cuales son las causas y efectos del accionar de los bandos enfrentados y sentar las responsabilidades correspondientes. No obstante, lo que sí es una realidad es el hecho de que en la región la paz es un anhelo incuestionable, tanto por gran parte del pueblo israelí como por gran parte del pueblo palestino.

Israel, de la mano de grandes estadistas como Menahem Beguin, Yitzhak Rabin y Shimon Peres, en unión con grandes líderes del mundo árabe como los difuntos presidente egipcio Anwar el-Sadat, el rey Hussein I de Jordania y, por qué no, de Yasser Arafat, buscaron terrenos de concordancia y alcanzaron acuerdos de paz que respondían – en la medida de lo posible – a los anhelos de sus pueblos. Hoy se hace obvio que no hay ese tipo de políticos estadistas que tengan la intención ni la entereza para buscar y alcanzar esa paz. Y también se hace obvio que hay un descontento cada vez más agudo en Israel contra la extrema derecha nacionalista representada por Benjamin Nethanyahu y su entorno, así como es palpable el apoyo a posiciones más comedidas por parte del pueblo palestino, principalmente de Cisjordania dirigida por el partido político de Al Fatah bajo el liderazgo de Mahmud Abbas que, a diferencia de Hamas, es más proclive al diálogo.

En otras palabras, nadie niega a Israel su inalienable derecho a existir y a defenderse de los ataques y agresiones de los que ha sido víctima. Lo han hecho, hasta la fecha, bastante bien. Pero, es vital el entender que el pueblo palestino TAMBIEN tiene derecho a su existencia y reconocimiento.

Las acciones de Hamas en la Franja de Gaza y de los extremistas de derecha del partido Likud dirigido por Benjamin Nethanyahu y sus aliados no van en el sentido de alcanzar esa paz o, al menos, hacia consolidar una etapa pacífica que permita a ambos pueblos coexistir y, eventualmente, consolidar la paz. Es paradójico, pero creo que la existencia y acciones de Hamas y Hezbollah (una organización política chiita militante originaria del Libano apoyada por Irán) así como su indiscutible motivo (incluido en sus constituciones) de destruir Israel, ha generado la aparición y consolidación de un movimiento político nacionalista, conservador y beligerante de extrema derecha en Israel como el representado por Benjamin Nethanyahu y sus aliados.

El entorno geopolítico actual hace de este conflicto un hecho de altísimo riesgo para la paz mundial; y es por ello que ante las históricas y actuales circunstancias no puedo tener una posición o una opinión neutral:

“Israel tiene derecho a existir. Palestina tiene derecho a existir. La solución de dos Estados sigue siendo la mejor alternativa. Los acuerdos de Oslo, hasta la fecha, son la mejor base política sobre la cual cimentar la coexistencia pacífica entre Israel y el pueblo palestino y, consecuentemente, con el mundo árabe.” (MF)

La paz ha sido ayer, hoy y siempre el resultado de aquello que Moshé Dayan, célebre político y militar israelí, decía:

“Si quieres la paz, no hables con tus amigos, sino con tus enemigos”

Eso precisamente hicieron Anwar el-Sadat, Yaseer Arafat, Hussein I, Menahem Beguin, Yitzhak Rabin y Shimon Peres… y es por ello que estoy seguro de que, a pesar de la espesa niebla de la guerra – que distorsiona la verdad – la paz entre estos pueblos, que pareciera tan inalcanzable, eventualmente va a prevalecer si se sientan a hablar del modo que recomendaba Moshe Dayan.

No se cuándo, pero tengo la fe de que en el futuro ese día habrá de llegar.







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